Tal vez las superficies no existan como tal y los límites sean solo la ilusión de la esencia ávida de experiencias. La Existencia en búsqueda de sí misma mediante el juego de la separación. El Yo y los otros; el Yo y lo otro; experienciando así un diálogo consigo misma a través de la materia, de lo concreto, de lo preciso.
En este juego maravilloso existen secretos ocultos en formas inesperadas, grandes maestros escondidos en disfraces de apariencia animal y vegetal. Ellos juegan el papel de guías desapercibidos, de maestros espirituales, de mentores; y nos señalan constantemente el camino a casa, a ese lugar que hemos malentendido nombrado Felicidad. Porque la felicidad no dejará nunca de ser una emoción, y una emoción es un estado, una sensación pasajera, y como tal, está destinada a experimentar su contra-emoción.
El camino a casa podría estar frente a nuestros ojos, haciendo de éste el más fascinante de los juegos.
¿Cómo será llegar a casa? ¿Cuál será su aroma?
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